Durante todo el año, los lugareños ahorraban cuanto podían para el dia en que, por unas cuantas monedas, podían adquirir un esclavo altivo, un príncicipe elegido para servir, adiestrado y preparado para la corte, que entonces durante todo el verano debía de obedecer a cualquier humilde sirvienta o mozo de cuadra que pujara lo suficiente en la subasta pública. El jefe de patrulla no podía evitar anticiparse al final del verano e imaginar a estos mismos jóvenes ahora quejosos y forcejeantes, en el momento de ser devueltos, tas concienzudos castigos, con las cabezas inclinadas y las bocas calladas, en la más completa sumisión.
El castigo de la bella durmiente de Anne Rice
En este enlace se puede ver o descargar:
http://www.box.com/s/7oeunveblf0cako6xoyi
0 comentarios:
Publicar un comentario