Para no ser pseudociencia, la parapsicología investiga la psicología del engaño,
procura documentar cualquier testimonio de los llamados fantasmas y
controlar rigurosamente las circunstancias en que se producen (incluidas
los observadores) alejándose de cualquier prejuicio cognitivo.
El curso histórico del fenómeno obliga a distinguir, por una parte, las apariciones de ectoplasmas obtenidas con ciertas medium espiritistas fraudulentas a comienzos del siglo XX (
Eusépia Palladino, Douglas D. Home, Rudi Schneider, Franek Kluski) de las apariciones investigadas por investigadores serios (
Charles Richet, Schrenk-Notzing, Gustave Geley,
etc.) que acreditaron los fenómenos con las condiciones de observación
de que disponían en su época y, por otra parte, de fenómenos asociados
como el encantamiento o el
poltergeist.
La parapsicología asocia los fantasmas a la percepción de personas y
animales vivos o muertos de forma visual o auditiva (las mal llamadas psicofonías y teleplastias), e investiga a determinadas personas, los llamados
dotados o
mediums, quienes, imbuidos al parecer de una cierta percepción extrasensorial, hacen una o varias de estas cosas:
- 1) Notar, sentir, registrar o percibir la presencia de seres fallecidos (clarisintiente o empático)
- 2) Observarlos (clarividente).
- 3) Escucharlos (clariaudiente).
- 4) Obtener información desconocida, falsa o verdadera, de los mismos, e interactuar con ellos (médium).
En cuanto al punto 1, muchos mediums pueden percibir tan sólo sentimientos o percepciones de los espíritus (empatía), no pensamientos más elaborados y complejos, distinguen auras
de colores de personas vivas o señalan áreas concretas donde los
espíritus se sitúan. Por otra parte, en los puntos 1, 2 y 3 estas
percepciones difieren según el individuo y pueden presentarse de forma
más o menos intensa, continua o discontinua (al parecer en forma de
rápidos e incompletos flashes de información). Respecto al cuarto punto,
algunos médiums han conseguido recabar un alto porcentaje cierto y
verificable de información, algunas veces por procedimientos como la escritura automática o la psicometría. Estos
mediums
han logrado recabar información útil para esclarecer desapariciones y
crímenes y ayudar a arqueólogos o a personas desesperadas por dramas
familiares, como atestiguan los casos de
John Edward, Chip Coffey, Anne Germain, Rosemarie Kerr, Sally Headding o
Nancy Orlen Weber,
entre otros. Curiosamente, unas pocas personas parecen poseer el don
contrario de impedir o desfigurar cualquier inferencia mediúmnica. Este
hecho parece apoyar el argumento de que la mediumnidad es un tipo de
talento telepático
que manipula información inconsciente de los cerebros de los sujetos
sometidos a ella para reforzar convicciones que los individuos ya
poseen. Muchos mediums dicen nacer ya con el don, manifiesto desde su
infancia, y se ven asediados por espíritus buenos y malos; algunos de
ellos, según interpretan, son los llamados espíritus guía, que los
protegen, informan, acompañan y asesoran durante toda o gran parte de su
vida. El médium no se ve afectado por la distancia ni el tiempo, sino
por la presencia de signos o vestigios de aquello con lo que se
comunica, y es un don innato, se posee (desde la infancia) o no se
posee.
Los fantasmas más frecuentes poseen una tipología escindida en cuatro clases:
- Fantasmas residuales, o visiones que realizan actos repetitivos y
carecen de actitud comunicativa o interacción con los observadores.
- Fantasmas conscientes, que pueden comunicarse e interactuar con los observadores.
- Encantamientos duraderos de lugares concretos donde se manifiesta uno o más fantasmas desde hace mucho tiempo.
- Poltergeist
o "espíritus burlones", fenómenos de duración más reducida ligados a
una persona, por lo general adolescente o joven (aunque no siempre), en
la que se mueven objetos solos, se escuchan golpes repetitivos o ruidos y
se encienden o apagan luces.
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