Dicen que es triste mi poesía, no me extraña.
Su estrecha medida abarca
lágrimas de eternidad y de pena.
No mías, sino del hombre.
Esto es para los enfermos,
los no nacidos, los nunca llegados,
para que ellos lean cuando sientan las angustias
que yo ya no sienta.
A.E. Housman (1859-1936)
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