Larvae: Mitología

Espiritu de la muerte
En la mitología romana, las larvae (en español, «larvas») o lemures (en español, «lémures», en singular, «lémur») eran los espectros o espíritus de la muerte; eran la versión maligna de los lares. Algunos autores romanos describen a los lémures como el nombre común para todos los espíritus de la muerte, y los dividen en dos clases: los lares, o almas benevolentes de la familia, que protegen la domus o casa, y las larvae, o inquietas y horribles almas de hombres malvados. Pero la más común idea era que los lémures y las larvae eran lo mismo. Se decía de ellas que vagaban por la noche y que atormentaban y asustaban a los vivos.

El 9, 11 y 13 de mayo, se celebraba la Lemuralia o Lemuria, la fiesta de los lémures, cuando judías negras eran ofrecidas a las larvae con la esperanza de hacerlas propicias; se usaban también ruidos fuertes para alejarlas.

Algunos dicen que eran fantasmas de aspecto cadavérico que revivían -por no haber expiado sus pecados adecuadamente- para vengarse de los vivos succionándole la sangre.

Los lémures (primates de Madagascar) fueron llamados así por el naturalista Linneo por sus grandes ojos, hábitos nocturnos y los sonidos tremendos que hacen por la noche. Algunas especies de lémur fueron identificadas por sus llamadas incluso antes de que fuesen vistos individuos concretos. Linneo acuño también el uso moderno de la palabra 'larva' para denotar el estadio de oruga en el ciclo vital de los insectos.

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