Historias y leyendas sobre Vlad Tapes (El empalador)

Vlad III de Valaquia nació en la región de Transilvania, en 1431. Hijo de Vlad "El Diablo" -caballero de la orden del dragón conocido por su afamada crueldad y sangre-, se hizo famoso por su increíble bravura y valentía, su implacable sentido de la justicia y defensa del cristianismo, y su extraordinaria crueldad, capaz de llamar la atención incluso en aquellos tiempos sangrientos.

Fue conocido por su apodo Drácula, nombre que proviene de "Draculea" -la terminación "ulea" en rumano quiere decir "hijo de"-, lo que podría traducirse como "El hijo del Diablo".

Su niñez fue muy difícil, rehén de los invasores otomanos hasta los diecisiete años de edad, al estar disputado el trono de Velaquia desde el exterior por los turcos y húngaros, y en el interior por los aristócratas, que luchaban entre ellos con un salvajismo inusual.

El príncipe valaquio también fue recordado a lo largo de la historia con el sobrenombre de Vlad Tepes o Vlad el Empalador.

Entre su innumerables atrocidades se cuenta que solicitó la ayuda de los nobles cristianos de los reinos cercanos en la lucha contra los otomanos (turcos musulmanes que querían invadir su territorio) y como muestra de su ya iniciada lucha envió 24.000 narices cortadas de las cabezas amontonadas de los enemigos derrotados. En su contienda con los turcos, el príncipe Vlad empleó la guerra psicológica al quemarles sus campos, envenenar sus pozos y utilizar estrategias atroces de guerrilla, pero su clímax fue empalar a 20.000 cadáveres de enemigos.

Según la leyenda (otra prueba de la locura del príncipe en su contienda con los otomanos), se cuenta que los emisarios del sultán turco le obligaron a pagar un tributo y Vlad se negó al considerar que éstos le habían insultado al no retirarse sus turbantes, ya que era su costumbre. Él les clavó los turbantes a la cabeza para que así nunca se lo tuviesen que quitar.

Otra de sus abominables “hazañas” fue atrapar al más peligroso de sus adversarios voyardos, Dan Voeivod, en la primavera de 1460, al que obligó a cavar su propia tumba y asistir a sus funerales antes de hacerlo decapitar. Con sus allegados tampoco era especialmente delicado, se cuenta que abrió las entrañas de su propia novia para comprobar por sus propios medios si estaba embarazada, ya que ésta le había entido sobre su estado. En una ocasión hizo colocar una copa de oro junto a una fuente para quien quisiera pudiese beber. El pánico que había implantado entre sus súbditos fue tal que por temor al severo castigo, la copa jamás fue robada.

Aparte de su afamado y sanginarios empalamientos, también se dice que otros métodos de tortura usados por el Príncipe de Valaquia eran: la amputación de miembros, nariz y orejas, la extracción de ojos con ganchos, el estrangulamiento, la hoguera, la castración, el desollamiento, la exposición a los elementos o a fieras salvajes, la parrilla y la lenta destrucción de pechos y genitales, especialmente de las mujeres.

Otra de sus actuaciones en su reinado fue cuando la población se quejaba de los continuos robos que sufrían por parte de ladrones y asaltantes en sus territorios, además de los pobres, que según Vlad no aportaban nada al país. Para erradicar esto, organizó un festín en una casa de las afueras de la ciudad, al cual se invitó a pobres, ladrones, tullidos, leprosos, enfermos y pordioseros, y las grandes viandas y el vino estaban por doquier. Cuando ya todos estaban bien servidos de comida y borrachos de vino, Vlad se presentó con su guardia en la casa y preguntó a todos los allí reunidos si querían una vida sin privaciones ni preocupaciones y que todos los días se dieran festines como aquél, a lo que los mendigos y demás personas respondieron que sí y que había sido el mejor día de sus vidas. Vlad mandó a sus soldados que cerraran todas las puertas de la casa y prendieran fuego sobre ella. Nadie quedó con vida. Eliminó la pobreza acabando con los pobres. Esto se fue repitiendo con todos los mendigos en cada comarca de su principado. Llegaron a morir 3600.

Hoy día esta anécdota esta considerada por muchos rumanos como diferente. Según ellos los invitados al festín eran bandidos de la zona, no pobres y enfermos.

El siguiente grupo para él improductivo con el que quiso acabar fue el de los gitanos. Vlad reunió a los trescientos de una comarca, mandó que asaran a los tres líderes para que los demás los comieran o, a cambio, se alistaran al frente turco; si no, todos serían asados. Los gitanos optaron por lo segundo.

También se habla que en cierta ocasión, se presentaron ante él unos emisarios del Sultán procedentes de Estambul. Estos iban ataviados con sus ropas tradicionales, entre ellas el turbante. Al presentarse ante él, Vlad les preguntó por qué no le mostraban respeto descubriéndose la cabeza, y los turcos respondieron que no era costumbre en su país. Vlad, ofendido ante tamaña desfachatez, los devolvió a Estambul con los turbantes clavados a los cráneos, para que nunca se los quitasen.

Una de las historias más "venebolas" de parte de Vlad fue en una ocacion donde un comerciante se presentó en su castillo para denunciar que le habían robado una bolsa de monedas de oro. Vlad le dijo que volviera al día siguiente. Cuando el mercader retornó al día siguiente, los ladrones y todos los miembros de sus familias estaban empalados en el patio del castillo. Frente a ellos, Vlad en su trono y la bolsa robada.
Entonces el Empalador le pidió al comerciante que contara las monedas de la bolsa, para comprobar si faltaba alguna. El aterrorizado extranjero las contó cuidadosamente y musitó finalmente:

-Sobra una.

Vlad le contestó:

-Id con Dios comerciante, tu honradez te ha salvado. Si hubieras intentado quedártela, habría ordenado que tu destino fuera el mismo que el de tus ladrones.

Otra historia sobre comerciantes que se cuenta es aquella donde unas caravanas de comerciantes alemanes en su ruta desde Serbia hasta Hungría no pararon en Valaquia a comerciar con Vlad. Éste, al enterarse de la falta de respeto hacia él y su pueblo, mandó capturar las caravanas y asesinar a los 600 comerciantes que las componían exceptuando a dos; a uno de ellos le sacó los ojos y al otro le cortó la lengua y los hizo volver con las cabezas de los comerciantes a Serbia.

No puede quedar atras historias sobre el "romanticismo", de hecho esta sucedio con una persona muy cercana a él, era una de sus amantes, como muchos sabemos Vlad tuvo muchas amantes a lo largo de su vida, probablemente debido al hecho de que le duraban muy poco. Un día, una de sus amantes le dijo que estaba embarazada de él. Vlad le envió una matrona para que la examinase y cuando ésta le dijo que no había tal embarazo le rajó literalmente el vientre a su amante, gritando que quería ver el fruto de sus entrañas. Castigó duramente el adulterio y no dudó en empalar a todas aquellas mujeres que fueran acusadas de ello.

Como en toda epoca hay curiosos en estas leyendas no faltaron también, se habla sobre dos monjes que fueron al castillo de Vlad. Cuando éste les preguntó qué les parecían los empalamientos, uno de ellos respondió que hacía muy bien en hacerlos pues era una misión divina castigar el crimen, mientras que el otro lo condenó. Uno de los monjes fue empalado y el otro fue recompensado. Según las versiones tradicionales rumana y rusa, premió al honesto y empaló al que lo alabó.

Continuando con los monjes se escucha sobre un par de monjes que Vlad vio cuando fue de visita a un pueblo de Valaquia, vio cómo dos monjes le pedían limosna. El príncipe les preguntó que por qué pedían limosna si podían vivir sin penurias colaborando en cualquier iglesia, y éstos le respondieron que mendigando podrían saber si iban a entrar o no en el reino de los cielos, a lo que Vlad sin más miramientos, les mandó empalar y les dijo que así sus dudas quedarían resueltas de inmediato.

Sobre su muerte en 1476, no se sabe si Vlad murió asesinado en las cercanías de Bucarest o en combate mientras luchaba con un ejército de tan sólo 200 hombres contra un ejército de 120.000 turcos. Se dice que su cabeza fue enviada al sultán como prueba de su muerte y su cuerpo fue enterrado en una tumba del monasterio de Snagov, aunque nunca se encontró su cadáver…

0 comentarios:

Publicar un comentario