La Destrucción de Charles Baudelaire (1821-1867).
A mi lado sin pausa el Demonio se agita;
Ami lado flota como el aire impalpable;
Lo bebo y siento cómo abrasa mis pulmones
ahogándome en un deseo culpable y eterno.
Toma, a veces, pues sabe de mi amor por el Arte,
la apariencia de la mujer más seductora,
y acudiendo a especiosos pretextos cobardes,
acostumbra mis labios a sus depravados hechizos.
Lejos de la mirada de Dios así me lleva,
Jadeante y deshecho por la fatiga, al centro
De las hondas y solitarias planicies del Hastío,
Y arroja ante mis ojos, de confusión repletos,
Vestiduras manchadas y entreabiertas heridas,
¡Y el sangriento artificio en donde habita la Destrucción!
Charles Baudelaire (1821-1867).
A mi lado sin pausa el Demonio se agita;
Ami lado flota como el aire impalpable;
Lo bebo y siento cómo abrasa mis pulmones
ahogándome en un deseo culpable y eterno.
Toma, a veces, pues sabe de mi amor por el Arte,
la apariencia de la mujer más seductora,
y acudiendo a especiosos pretextos cobardes,
acostumbra mis labios a sus depravados hechizos.
Lejos de la mirada de Dios así me lleva,
Jadeante y deshecho por la fatiga, al centro
De las hondas y solitarias planicies del Hastío,
Y arroja ante mis ojos, de confusión repletos,
Vestiduras manchadas y entreabiertas heridas,
¡Y el sangriento artificio en donde habita la Destrucción!
Charles Baudelaire (1821-1867).
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