Los Celtas

En un sentido amplio, celtas (griego, Κέλτoι), es el término utilizado por lingüistas e historiadores para describir al pueblo, o conjunto de pueblos de la Edad de Hierro que hablaban lenguas celtas pertenecientes a una de las ramas de las lenguas indoeuropeas. En este sentido, el término no es por lo tanto étnico ni arqueológico, pues muchos de los pueblos que hablaron lenguas célticas, caso de los Goidelos de Irlanda, nunca llegaron a participar de las corrientes culturales materiales de Hallstatt o La Tène.
Existe sin embargo un concepto más restringido del término, referido en este caso a los llamados celtas históricos, entendidos estos como el grupo de sociedades tribales de Europa, que compartieron una cultura material iniciada en la primera Edad de Hierro (1200 - 400 a. C.) en torno a los Alpes (periodo Hallstatt) y más tarde en el hierro tardío (periodo La Tène), y que fueron así llamados por los geógrafos griegos y latinos. En este grupo se adscriben los celtas continentales de la Galia, norte de Italia, Alemania y Bohemia, los celtíberos de Iberia, los gálatas de Anatolia, este y centro de Rumanía y ya con mayores reticencias por los historiadores británicos e irlandeses los celtas insulares.


Origen:
Las teorías más aceptadas del origen de los Celtas por algunos expertos como Luisfondo y Roberto R. Reynolds, entre otros, es la del "Origen Indoeuropeo". El planteamiento que postulan dichos historiadores es que un grupo de pueblos, procedentes de la India, y Medio oriente, emigraron rumbo a Europa. De este pueblo indoeuropeo, se estima que surgieron algunas de las civilizaciones mas grandiosas de Europa, tales como los griegos, los vikingos, los germánicos, los romanos y los Celtas.


Religion:

La religión de los antiguos celtas, particularmente la de los galos antes de la conquista romana, no es bien conocida, y los datos de que se disponen para reconstruirla son escasos y no muy precisos.
El culto estaba a cargo de los "druidas", sacerdotes que a la vez eran los educadores de la juventud. Los monumentos llamados "Piedras Druídicas", anteriores a la llegada de los celtas al oeste de Europa, parecen no haber representado ningún papel en la religión de los antiguos galos.
Durante mucho tiempo sólo existieron cultos locales especialmente relacionados con las montañas, los bosques y las aguas, a quienes se invocaba bajo diferentes nombres. Hallamos el dios Vosgos, la diosa Ardenas, el dios Dumias; las divinidades de las fuentes o de los ríos: Sequana (la fuente del Sena), Nemausis (la fuente de Nimes).
Más tarde se estableció el culto de las grandes divinidades, más o menos común a toda la Galia, y que en la época galorromana se fueron identificando con las divinidades de Roma: Teutates, especie de Mercurio con algo de Júpiter y de Marte; Taranis, relacionado con el rayo, pero carente del poder supremo de Júpiter; Esus, dios de la guerra y del ganado, asimilado de Marte o de Silvano; Belenus, dios de las artes, relacionado con el sol y comparado con Apolo; Cernumnos, dios del sueño y de la muerte, como Plutón.
Junto a ellos figuraban diosas, como: Rosmerla, asociada a Teutates; Belisma, diosa de las artes del fuego, asimilada de Minerva; Epona, diosa de la abundancia agrícola, asimilada a Ceres.


Lenguas Célticas:


Se conoce a un grupo de idiomas pertenecientes a la familia indoeuropea, entre los que se incluyen
  • el irlandés,
  • el gaélico escocés,
  • el manés,
  • el galés,
  • el córnico,
  • el bretón, y
  • todas aquellas lenguas muertas de esta familia que en un tiempo hablaron los pueblos celtas en Europa.

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