Hongos de Yuggoth: Poemas metafísicos: H.P. Lovecraft



 Hongos de Yoggoth (Fungi from Yuggoth): Poemas metafísicos; es una serie de poemas cortos del escritor norteamericano H.P. Lovecraft perteneciente al ciclo de Los Mitos de Cthulhu, esta calección de Poemas metafísicos fue publicada en el año de 1934,y lo integran los cuatro que a  continuación les presentamos:






EXPECTACIÓN: 

No sabría decir por qué algunas cosas me producen
Una sensación de maravillas inexploradas por venir,
O de grieta en el muro del horizonte
Que se abre a mundos donde sólo los dioses pueden vivir.
Es una expectación vaga, sin aliento,
Como de grandes pompas antiguas que recuerdo a medias,
O de aventuras salvajes, incorpóreas,
Plenas de éxtasis y libres como un ensueño.

La encuentro en puestas de sol y en extrañas agujas urbanas,
En viejos pueblos y bosques y cañadas brumosas,
En los vientos del Sur, en el mar, en collados y ciudades iluminadas,
En viejos jardines, en canciones entreoídas y en los fuegos de la luna.
Pero aunque sólo por su encanto vale la pena vivir la vida
Nadie alcanza ni adivina el don que insinúa.




PAISAJE DE FONDO:

Nunca he podido apegarme a las cosas nuevas y crudas,
Pues vi la primera luz en una ciudad antigua,
Donde los tejados apiñados descendían desde mi ventana
Hacia un puerto pintoresco, rico en visiones.
Calles con puertas cinceladas donde los rayos del sol poniente
Bañaban viejos montantes de abanico y pequeñas vidrieras,
Y campanarios georgianos rematados con veletas doradas...
Tales fueron las vistas que modelaron mis sueños infantiles.

Estos tesoros, heredados de épocas de prudente fermento,
Desdibujan la presencia de las débiles quimeras
Que se agitan en vana mudanza y con fe confusa
Entre los muros inmutables de la tierra y el cielo.
Cortan las cadenas del instante y me dejan libre
Para erguirme en solitario ante la eternidad.




CONTINUIDAD: 

Hay en algunas cosas antiguas una huella
De una esencia vaga... más que un peso o una forma,
Un éter sutil, indeterminado,
Pero ligado a todas las leyes del tiempo y el espacio.
Un signo tenue y velado de continuidades
Que los ojos exteriores no llegan a descubrir;
De dimensiones encerradas que albergan los años idos,
Y fuera del alcance, salvo para llaves ocultas.

Me conmueve sobre todo cuando los rayos oblicuos del sol poniente
Iluminan viejas granjas en la ladera de una colina,
Y pintan de vida las formas que permanecen inmóviles
Desde hace siglos, menos quiméricas que todo esto que conocemos.
Bajo esa luz extraña siento que no estoy lejos
De la masa inmutable cuyos lados son las edades.




CAMPANAS:

Escucho las campanas de aquella torre majestuosa;
Las campanas del esplendor de Yule en una noche turbulenta;
Repicando con sorna en una hora lúgubre
Sobre un mundo sacudido por la codicia y el espanto.

Sus melodiosos tonos resuenan en miríadas de tejados;
Un millón de almas insomnes asiste al juego de los carillones;
Sin embargo su mensaje cae sobre un suelo pedregoso...
Su espíritu es cercenado por la espada del Tiempo.

¿Por qué suenan, remedando los años felices
Cuando la paz y el sosiego reinaban en la plácida llanura?
¿Por qué sus acordes familiares provocan las lágrimas
De aquellos que tal vez no vuelvan a conocer la dicha?

Hace años os conocía bien... hace muchos años...
Cuando el antiguo pueblo dormía en la ladera;
Entonces vuestras notas resonaban sobre la nieve iluminada por las estrellas
En medio de la alegría, la paz y la esperanza eterna.

Mi imaginación evoca el modesto chapitel;
El tejado puntiagudo, negra sombra contra la luna;
Los góticos ventanales, ardiendo con un fuego
Que presta la magia a los cínicos tonos.

Venerable cada seto cubierto de nieve bajo los rayos
Que añadían plata a la plata del valle;
Encantadora cada choza, cada vereda, cada arroyo,
Y alegre el espíritu del aire perfumado por los pinos.

Los pastores profesaban un simple credo;
Vivían en inocente beatitud entre las montañas;
Sus corazones joviales, sus almas honestas en paz,
Animados por las sencillas alegrías de los mortales.

Pero una horrible plaga aparece en escena;
Un fantástico nimbo se cierne sobre la tierra;
Formas demoniacas flotan por encima de los bosques,
Y ante cada puerta se alzan sombras malignas.

El Tiempo, siniestro bufón, avanza por la pradera;
Bajo su paso la alegría se extingue.
Corazones joviales se desangran con angustia inexpicable,
Y almas atormentadas proclaman su influencia funesta.

Conflicto y cambio acosan al mundo vacilante;
Pensamientos salvajes y quimeras ciegan la razón;
La confusión se apodera de una raza senil
Y el crimen y la locura merodean impunemente.

Escucho las campanas... las campanas burlonas y malditas
Que despiertan recuerdos que obsesionan y paralizan;
Suenan y resuenan sobre un millar de infiernos...
Demonios de la noche... ¿por qué no permanecéis tranquilos?

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