Teúrgia: ¿Qué es la Teúrgia?

Tal vez muchas veces hemos escuchado hablar sobre la Teúrgia, y en esta ocación nos dimos la tarea de indagar e investigar sobre ello.

La Teúgia es una práctica mágico-religiosa que consiste en la invocación de poderes ultraterrenos -ángeles- a fin de comunicarse o unirse a ellos atrayendo beneficios espirituales o para manipularlos por medios mágicos.

Una forma particular de teúrgia es la "teléstica", de donde deriva la palabra "talismán" y sirve para cargar o animar estatuas u objetos que de esta manera pueden poseer una función mágica o propicia o ser usados en rituales religiosos.

Célebres teúrgos de la antigüedad fueron, Juliano el Teúrgo y los filósofos Yámblico y Proclo; y en el medioevo el mentado Enrique Cornelio Agripa de Nettesheim.

En la Edad Media tal práctica fue demonizada y considerada maléfica e inaceptable, ya que la llegada del cristianismo implicaba el eclipse de todos los "daimones" paganos, que en ese tiempo fueron considerados máscaras de los ángeles caídos junto a Lucifer. La práctica de la teúrgia pasó a llamarse "ars goetia", locución derivada de una palabra griega que significa "brujería", "magia negra", con lo que obviamente se contrapone a la liturgia sacramental católica, considerada como la nueva y la verdadera teúrgia, que es la obra salvífica y santificada de Dios a través de sus clérigos.

La práctica ha sido retomada en tiempos recientes por algunos practicantes y movimientos esotéricos, pudiendo recordar el caso especial de Aleister Crowley.

Esto se pone de manifiesto a través de operaciones rituales, de carácter ceremonial -posturas inefables dirigidas con precisión y solemnidad- que utilizan símbolos, fórmulas o cosas por el estilo, de sentido analógico, que son adaptados para atraer la energía sobrenatural deseada. Los símbolos, las posturas y el lenguaje utilizado no deben ser necesariamente comprensibles y tampoco debe ser conocido racionalmente. Los mismos nombres de las entidades invocadas son en "lengua bárbara", antigua o desconocida por los practicantes. La eficacia del ritual depende de la suspensión de la racionalidad humana a fin de conseguir la activación de los elementos psíquicos superiores que reciben la energía divina o demoníaca.

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