El robo del toro de Cuailnge

El robo del toro de Cuailnge (Táin Bó Cúailnge) es una famosa leyenda del Ciclo de Ulster, formando parte de la Mitología celta de origen irlandés. En parte, narra cómo por una discusión matrimonial, puede arder un país entero. Existe un género de leyenda irlandesa de Táin, esto es, el robo de ganado, práctica evidentemente habitual entre los antiguos irlandeses. Esta leyenda en particular es tan famosa en Irlanda, que se ha traducido del gaélico en varias versiones, destacando la edición del poeta Thomas Kinsella de 1969, y se ha editado en varios idiomas. La historia carece de encaje histórico definido, principalmente debido a que la presión del cristianismo como fuerza supresora de todo atisbo de cultura indoeuropea, dañó de forma notoria tanto la historia en si misma, como las fuentes que han llegado hasta la actualidad.

La leyenda nos dice:

Una noche, los dos reyes del Connacht, Aillil y Maeve, se estaban acostando. Maeve entonces dijo a Aillil que tenía más bienes que él, y que por ello ella había de ser la reina de la provincia. Aillil, que tenía sueño, se acostó.

A la mañana siguiente, los dos reyes hicieron contar sus pertenencias. Se dio la casualidad de que Aillil y Maeve poseían el mismo oro, joyas, y ganado, mas Aillil ganaba por poseer un bello y fuerte animal: El Bello Cornudo. Por ello, Maeve se propuso conseguir un animal más fuerte y bello que éste. Mandó mensajeros a todas partes, y uno de ellos trajo la noticia de que existía un magnífico ejemplar, el Pardo de Cuailnge, en el Ulster, al norte. Maeve, entonces mandó mensajeros a Daré, el propietario pero Daré, le expulsó de su casa indignado por las palabras de los mensajeros. Y para colmo, Daré puso al Ulster como testigo de su gallardía. Pronto, Maeve hizo pactos con el Meath, el Munster, y el Leinster. La guerra se había declarado. Pero cuando Maeve mandó oteadores, antes de que cruzaran la frontera, Cúchulainn había acabado con ellos. Por ello Maeve pactó con Cúchulainn, que desde ese momento, defendería al Ulster durante medio día, y se retiraría a las montañas durante la mitad restante. Pronto, el Ulster cayó, y Maeve encerró al toro en un corral gigantesco. Pero éste, destrozó los muros y fue por toda Irlanda buscando al Bello Cornudo. Éste hizo lo mismo, y nadie salió de sus casas, hasta que, tras haber dejado Irlanda rota, se mataron el uno al otro en un sangriento combate. Cuando el Bello Cornudo expiró, el Pardo soltó un bramido tan fuerte que consumió todas sus fuerzas y lo mató a él también.

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