Victoria Francés |
La leyenda dice que el rey Alfonso II de Aragón envió al anciano Guifred hasta el castillo de Llers (L'Alt Empordà), donde murió asesinado en 1173. Al llevar una vida poco cristiana, el conde se convirtió tras morir en un ser endemoniado que chupaba la sangre de los lugareños de la zona y dejaba embarazadas a jóvenes que darían a luz a entes monstruosos que morirían recién nacidos.
Aterrorizó a la población cercana hasta que una anciana monja -en algunos casos un ermitaño judío que le hizo descansar con ritos relacionados con la cábala- consiguió acabar con él. El castillo perduró entero hasta que los atentados de la Guerra Civil Española (1936-1939) lo destruyeron en gran medida. Además, esta leyenda es uno de los escasos mitos españoles relacionados con el vampirismo, como la Guajona cántabra.
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