Toda la noche, por una distante campana,
Las horas fueron pasando en la oscuridad,
Mientras los suspiros de ella se elevaron y cayeron,
Y el destello de vida que en su rostro se veía,
Parecía brillar o desvanecerse ¿Quién podría decirlo?
La ventana abierta en la habitación,
Con un fuego de luz dorada,
En las sombras fue hundiéndose,
Como un ojo escrutando la Noche.
¿Qué ves en la Oscuridad, pequeña ventana, y porqué temes?
Veo al jardín cubierto por las formas del miedo. Frágiles y pálidos fantasmas bajo los árboles, Balanceándose en el frío aliento nocturno, Y bajo la frondosa sombra del laurel, la figura de la Muerte.
Las dulces, claras notas del ave vespertina,
Nos hablaron del paso de la Oscuridad;
Tal vez mi amor las haya oído,
Pues en sueños pareció sonreír,
Mientras el rayo del naciente amanecer
Habló de esperanza sin palabras,
Hasta que el esplendor del este palideció
La luz de la lámpara, ahogándola;
Y la ventana abierta lentamente giró
Hacia el interior, desde el ojo de la mañana.
¿Qué ves en el cuarto, pequeña ventana, que hace que brilles majestuosa?
Veo que la niña duerme sobre la almohada, suave y blanca, Con el rosa de la vida sobre los labios, y el aliento vital sobre el pecho, Y los brazos de Dios sobre ella, mientras plácidamente descansa.
Henry Van Dyke.
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