aserón, dejándolo en herencia a una sobrina remota (Claudia Islas). El testamento impone como condición, para que la heredera pueda convertirse en legal propietaria, que ella deberá encargarse de que al felino no le falte nada. La sobrina marcha a vivir a la casona junto con sus tres amigas (Susana Dosamantes, Helena Rojo y Lucía Méndez), teniéndose que entreverar con la agria ama de llaves (Alicia Palacios), que ve con sufrimiento en manos de quien han caído las pertenencias de su estimada Señora. Hasta ahí tenemos una trama hiper-trillada, que ya en el cine de los años '20 se había convertido en leif-motiv de numerosas comedias de intriga y misterio, cuyo tópico consistía en averiguar cuál de los personajes era el responsable de acechar a los demás herederos. La película no pierde ocasión de mostrar los suculentos físicos de sus cuatro protagonistas femeninas, pasando por varios clichés del género. Sin embargo, las risas a destiempo van dejando lugar a ciertos situaciones de tensión, que, con la aparición de lo que parece ser el fantasma de la Señora, va tomando tonos más serios de los que en los primeros veinte minutos de metraje daba la impresión. El enfrentamiento entre el ama de llaves y las jovencitas, el fantasma de la Señora que acecha por las noches y algunas muertes, son plasmadas en secuencias por demás correctas y efectivas, de lo que surge como impresión que la trama general es tan solo una mera excusa.
A continuación una versión Online de esta película:
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