Cruz de Caravaca: Significado

La Cruz de Caravaca el símbolo de toda una ciudad representa todo un contenido teológico-religioso: el sentido de Cristo, centro de la historia, integrador y recapitulador, el Cristo que asume la realidad del universo y del hombre y la eleva, la Cruz como signo de encarnación, redención, resurrección del crucificado.

Estos significados se vinculan y se expresan en los diversos rituales de la Vera Cruz, la cual, desde lo alto, abarca la naturaleza circundante y se pone en contacto físico con las flores, el agua, el vino, las cosechas, los montes y el cielo. Es una catequesis plástica con un significado de encarnación.

Si alguna nota predominante se le puede relacionar es la de ser un símbolo religioso con el claro y preciso sentido propio de una religión distinto de lo mágico.

En torno a la Cruz se han usado siempre las fórmulas litúrgicas de la Iglesia (en misa y bendiciones) y la recitación del Credo, como oración más tradicional relacionada como el símbolo. El culto, doctrina y liturgia de la Cruz han estado siempre dentro de la genuina ortodoxia eclesial.

La Cruz tiene un significado claro y preciso. No debe atribuirse al objeto material por sí mismo unos supuestos poderes que actuarían mecánicamente, cumpliendo determinadas reglas o formalidades. La única fuerza que tiene es simbólica. Ésta puede ser más o menos fuerte. En este caso es grande porque suscita el recuerdo de Cristo y su permanente presencia espiritual en la comunidad de creyentes.

El emblema caravaqueño posee además otras connotaciones ya consideradas. El conjunto de vivencias históricas y de experiencias de identidad que ha acumulado a lo largo del tiempo, le ha conferido una carga y función emocional, representativa y protagonizadora para la comunidad local y para muchas gentes ajenas.

Por eso, la Cruz no es un símbolo más, sino algo especial que origina una relación religiosa como hechos del cristianismo y de la historia local.

La Fuerza de la Cruz de Caravaca está en su significación primera y principal, representativa de un valor religioso que fue el punto de arranque mantenedor de otros valores. Sin el simbolismo religioso, la Cruz no hubiese tenido la importancia ni el desarrollo protagonista de su historia.

Los símbolos profanos no originan normalmente la misma fuerza que los símbolos religiosos, los cuales son el lugar de encuentro de una realidad trascendente y de otra material.

No es lo mismo un escudo, bandera o signo cultural profano, que la Cruz, porque sería difícil que poseyeran la fuerza aglutinadora de esfuerzos y vivencias personales y de proyección hacia el futuro que posee el símbolo religioso.

El valor principal del relicario y astillas de madera interiores de la Cruz reside en su conexión con lo que representan, vivencian y actualizan, como es el hecho cristiano de la figura, pasión y muerte de Cristo, misterio de redención y salvación.


-Cmb

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