Atón era una deidad solar del Antiguo Egipto que representaba al disco solar en el firmamento. Se le consideraba el espíritu que alentaba la vida en la Tierra, en la Mitología egipcia.
En los primeros tiempos se representó como un hombre con cabeza de halcón, después como disco solar del cual surgían rayos con manos extendidas hacia los creyentes, o sujetando signos de la vida: Anj.
En la antigüedad era disco solar del cielo, la fuerza vital que animaba todo lo que había en la Tierra.
En época de Amarna, Atón era un dios de bondad infinita, el que vivificaba la Justicia y el Orden cósmico, Maat, favoreciendo a todos los hombres por igual. El soberano era su enviado, y su profeta en la tierra, el único digno de inmortalidad.
Su culto data del Imperio Antiguo. Thutmosis IV y Amenhotep III le habían rendido veneración, convirtiéndose en culto monoteísta, o henoteísta, durante la reforma religiosa del faraón Amenhotep IV "Amón está satisfecho", quien cambió su nombre por el de Akhenatón "Resplandor de Atón" o "Útil a Atón".
Su principal templo estaba en la ciudad Ajetatón “El Horizonte de Atón”, en la actual Tell el-Amarna. El Himno a Atón, grabado en un muro de la tumba de Jeperjeperura Ay, y escrito por Ajenatón, es uno de las más bellos exponentes literarios de la cultura egipcia.
Gran parte del clero, al perder sus privilegios, se opuso al culto preferente a Atón y los egipcios siguieron venerando a sus antiguos dioses. Tras la muerte del Akhenatón se volvió paulatinamente a la situación anterior y, posteriormente, se abandonó Ajetatón (Amarna) y a la ascensión de la Dinastía XIX se pretendió borrar todo vestigio de la aventura teocrática de Amarna.
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