Un deseo profundo, que penetra en el corazón y en la raíz del espíritu,
Encuentra su voz reluctante en versos que añoran, como brasas ardiendo;
Tomando su voz exultante cuando la música persigue en vano un
Profundo deseo.
Lacerante mientras arde la pasión de la rosa cuyos pétalos respira,
Fuerte mientras crece el anhelo de los capullos por las frutas,
Suena el secreto tácito agotando su profundo tono.
Desciende el arrebato que poseía el suave laúd del amor;
Desciende la palpitación del triunfo de la lira:
Todavía el alma se siente quemar, una llama desatada aunque silenciosa
En su profundo deseo.
Algernon Charles Swinburne (1837-1909)
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