Soy un enorme
Tazón de besos,
Como el alto
Y delgado cuenco
Llenado en Egipto
Para los excesos de Dios.
Alcé hacia ti
Mi tazón de besos,
Y a través del receso
Azul del templo,
Lloré hacia ti
Con salvajes caricias.
Y hacia mis labios
La pasión deslizó
Un rubor brillante,
Y por mi silueta
Blanca y delgada fluyó
El himno tonante.
De pie frente al altar
Ofrecí el cáliz,
Y lloré hacia el cielo,
Para que te inclines
Y bebas, oh, Señor.
Oh, bebed mi cuerpo,
Que tal vez yo sea
El interior del cuenco,
Como un misterio,
Como el vino inmóvil
En el éxtasis.
Brillantes todavía
En el éxtasis,
Vinos mezclados
De ti y de mí,
En un completo
Y absoluto Misterio.
D.H. Lawrence (1885-1930)
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