Sin embargo -¡Y escuchen bien todos!-
Todos los hombres matan lo que aman:
Unos con una mirada de odio,
Otros con una palabra acariciadora;
El cobarde con un beso,
El valiente con la espada.
Unos matan su amor cuando son jóvenes,
Otros cuando ya son viejos,
Unos lo ahogan con las manos de la lujuria,
Otros con las manos del oro;
Los más compasivos se sirven de un cuchillo,
Del cuchillo que mata sin agonía.
El amor de unos es demasiado corto,
Demasiado largo el de otros;
Unos venden y otros compran;
Unos hacen lo que deben hacer con lágrimas,
Otros sin un sólo suspiro;
Pues todos los hombres matan lo que aman,
Aunque no todos tengan que morir por ello.
Oscar Wilde (1854-1900)
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