Transilvania no es el epicentro de los vampiros

Castillo de Bran
Resulta de vital importancia conocer que las leyendas y tradiciones sobre los vampiros no provienen de Transilvania, sino de Hungría, Polonia, Moravia, Silesia y Serbia, principalmente. El término vampiro, de hecho, es eslavo, proviene del serbio "vampir" y del ruso "upir" (que significa sanguijuela).

En rumano no existe un término para vampiro. Algunos traducen como vampiro la palabra rumana "strigoi", que en realidad se refiere a una bruja o espectro. Transilvania, que en latín significa "tierra más allá del bosque", también era llamada Siebenbürgen, término germano que significa Los Siete Castillos. Data del siglo IX y para cuando se publicó Drácula, pertenecía al reino independiente de Rumania, que sería invadido por el Imperio Austro-Húngaro durante la Primera Guerra Mundial. Transilvania fue luego unida a Moldavia y Valaquia para formar el estado de Rumania, que se convirtió en la República Popular Rumana, estado socialista, en 1947.

En 1989, como respuesta a una serie de sublevaciones populares, un golpe militar derrocó al gobierno socialista de Ceausescu y en 1991 entró en rigor una nueva Constitución democrática (aunque el poder continuó en manos del ejecutor de los crímenes de Ceausescu, su ministro de defensa y líder del golpe militar).

Según las notas personales de Stoker, el castillo del conde Drácula iba a estar ubicado en Estiria, Austria. Sin embargo, tras leer "Supersticiones Transilvanas", libro publicado en 1885 por Emily Gerard, decidió que Transilvania era un ambiente más adecuado para su vampiro. Gerard, esposa escocesa de un caballero húngaro, utilizó en su libro el término nosferatu, que algunos aseguran erróneamente que es la palabra rumana para vampiro. En realidad, nosferatu proviene del griego nosophoro, que significa "portador de enfermedad".

El que Stoker se decidiera a ubicar el castillo de Drácula en Transilvania no es de extrañar, pues tiene abundantes antecedentes: Los mil y un fantasmas (Les Mille-et-un fantomes), de Alejandro Dumas padre (1849) incluye la historia de un vampiro que caza en los Cárpatos, y en el relato anónimo "El Extranjero Misterioso" de 1860, un conde vampiro aterroriza a una familia en la misma área. Julio Verne publicó en 1892 su aventura romántica "El Castillo de los Cárpatos" en que se habla de la creencia de los habitantes de esta región del mundo en criaturas sobrenaturales, en particular vampiros que calman su sed con la sangre humana.

Los viajeros europeos, principalmente los ingleses y franceses, durante la época victoriana narraban sus aventuras poniendo siempre como antagonistas la civilización y la ciencia occidentales, y la barbarie y la superstición orientales, una forma de ver el mundo claramente imperialista y colonialista. Como rechazo a esta postura, durante la ilustración y el enciclopedismo, los escritores góticos y románticos rescataron las leyendas eslavas y recurrieron a historias y ambientaciones de lejanos parajes de Europa oriental, para caricaturizar su sociedad y burlarse del cientificismo. De esta forma, los Cárpatos se fueron convirtiendo en el lugar ideal para ambientar cuentos de espanto e historias de vampiros. Por lo que la elección de ubicar allí al conde Drácula resulta apenas natural. Por supuesto, la Transilvania de la que hablan Stoker y otros autores no es una representación fidedigna del lugar geográfico, basada en profundas investigaciones y mucho menos en viajes a la zona (Stoker jamás visitó los Cárpatos), es una Transilvania ficticia, creada con base en mitos y leyendas reinterpretados por los autores europeos occidentales y dibujada a propósito para despertar los temores de los tranquilos victorianos.

En el desarrollo de esta primera parte, la fuente que más me ha inspirado para reafirmarme en mi aseveración de que el Conde Drácula nada tiene que ver con Vlad Tepes ni con la Transilvania histórica y geográfica, es el libro "Dracula: Sense & No Sense", donde Elizabeth Miller asevera y luego explica ampliamente lo siguiente: "Es mi opinión que Stoker no fue, como muchos piensan, inspirado por relatos de Vlad el Empalador para crear el personaje del Conde Drácula. No existe evidencia de ello".


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