Ella se sentó y cantó siempre,
Junto a las orillas verdes del arroyo,
Viendo a los peces saltar y jugar,
Bajo el alegre rayo del sol.
Yo me senté y lloré siempre,
Bajo lo más sombrío de la luna,
Viendo los capullos de mayo,
Bañando con lágrimas el arroyo.
Lloré por la memoria;
Ella por la esperanza:
Mis lágrimas se ahogaron en el mar,
Su canción murió en el aire.
Christina Georgina Rossetti (1830-1894)
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