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Un íncubo puede buscar tener relaciones sexuales con una mujer para convertirse en el padre de un niño, como en la leyenda de Merlín. Algunos mitos y leyendas indican que puede ser identificado por su antinatural frío pene. La tradición religiosa sostiene que tener relaciones sexuales con un íncubo o súcubo puede provocar un deterioro en la salud, o incluso hasta la muerte. Las víctimas viven la experiencia como un sueño sin poder despertar de éste -como en los casos de transtornos del sueño como elfiates o el Sindrome de la vieja bruja-.
Según el Diccionario gótico también titulado Diccionario del Diablo define íncubo como:
"Miembro de una raza de demonios extraordinariamente impúdicos que, aunque no del todo extinguidos, han conocido mejores noches. Para una descripción completa de los "incubi" y los "succubi" (y también de las "incubae" y las "succubae"), consultar el Liber Demonorum de Protassus (Paris, 1328), donde hay muchas informaciones curiosas que estarían fuera de lugar en un diccionario destinado a servir de texto en las escuelas públicas. Víctor Hugo relata que en las Islas del Canal de la Mancha, el propio Satanás (sin duda tentado más que en otros sitios por la belleza de las mujeres) suele hacerse el íncubo, con gran alarma y escándalo de las buenas señoras que, en términos generales, quieren ser fieles a sus votos matrimoniales. Cierta dama acudió al párroco para averiguar cómo podría, en la oscuridad, distinguir al osado intruso de su marido. El santo varón le aconsejó tocarle la frente para ver si llevaba cuernos; Hugo es lo bastante descortés como para insinuar sus dudas sobre la eficacia del método."
Si una mujer queda embaraza, dará a luz una persona de fácil control por parte del mal, o con habilidades especiales (como el mago Merlín, hijo de un íncubo y de una prostituta, según una de las tantas versiones de su nacimiento, otra versión de la conocida leyenda dice que la madre era una monja seducida por el demonio, otra de las versiones sostiene que la madre era una célibe hija e heredera de un rey menor de Gales del Sur). El íncubo succiona la energía corporal de la persona en el momento de la copulación; de esta manera, vive o se hace más fuerte.
En casos extremos, de acuerdo a quienes los estudian, puede llegar a darle un paro al corazón de la víctima e incluso matarla por la succión energética ocasionada, dejando a la víctima débil. El único caso "catalogado" de íncubo todavía en el siglo pasado, es el de un joven de 22 años, nacido en torno a 1880, considerado tal por su apariencia y el número de asesinatos cometido contra mujeres de su región. Todos lo describieron igual: ojos color miel, el ojo izquierdo en el infierno, cuerpo seductor, una sonrisa hermosa y en la mano derecha una pulsera de acero, que lo ata al mundo mortal.
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