El Amor ya no escucha el gemido del viento
bailando entre flores perfectas: Tu cerrado jardín
Crece en desérticas formas, donde nadie podrá encontrar
El extraviado pétalo de una rosa olvidada.
¡Oh, Brillante, brillante cabello!
¡Oh, Boca, labios trémulos como la fruta que cae del árbol
¿Puede el hambre permanecer cerca de esa cosecha?
El Amor, que fue sinfonía, con su laúd quebrado
Susurrará melodías sobre la hierba de los camposantos.
Deja que el viento murmure sobre las flores perfectas,
Y que el jardín renazca y brille con la primavera:
El Amor ha crecido ciego sin contar las horas,
Sin soñar en las semillas del tiempo, ni en su cosecha.
Ernest Christopher Dowson (1867-1900)
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